martes, 5 de agosto de 2008

Testimonios

Desde hace un par de años, tengo la suerte de colaborar con ACNUR, una ONG que entre otras cosas lucha por los derechos de los niños y sobretodo por los refugiados.
Una de las maneras de colaborar es también haciendo llegar a cada uno de vosotros, noticias, para que así también conozcais sus situaciones. Aquí os dejo un testimonio precioso:
UN CAMPAMENTO DE VERANO AL BORDE DEL MAR EN SIRIA, DEMASIADO FELIZ PARA LOS NIÑOS PALESTINOS IRAQUÍES
"El primer día fui feliz aquí, pero el segundo día ya no. No estamos acostumbrados a esta vida feliz y necesitamos mantenernos fuertes para vivir nuestra dura vida"
(en la foto)
Ahmed, un pequeño refugiado que vive en el campamento de Al Tanf, contempla el mar por primera vez en su vida.© ACNUR/H.Mukhtar .

AL TANF, Siria, 30 junio (ACNUR). – Parecía una buena idea. Llevar a un grupo de niños y niñas palestinos a la playa para ayudarles a escapar de la monotonía y las duras condiciones de su vida diaria en un campamento situado en tierra de nadie, en la árida frontera sirio-iraquí.
Pero resultó ser excesivo para la mayoría de los niños llegados a principios de junio a la ciudad siria de Tartus, al borde del Mediterráneo, desde su campamento en Al Tanf, donde ellos y sus familias llevan viviendo años tras huir de sus casas en Bagdad, a causa de las amenazas y ataques sufridos en la capital iraquí.
El paisaje, la abundancia de comida y bebida y las risas de los otros niños les mostraban a los nueve pequeños palestinos la dureza de su vida cotidiana, y de lo que carecerían una vez que volvieran a Al Tanf, tras una semana de vacaciones.
Estos niños y niñas pertenecen a un grupo de más de 750 refugiados palestinos que se han visto atrapados durante mas de dos años en una frontera, sin permiso para entrar en Siria y sin posibilidades de volver a Bagdad. Viven en una estrecha franja situada en la misma frontera sirio-iraquí, donde sobreviven a las serpientes y los escorpiones en medio de un calor sofocante, mientras esperan que algún país se ofrezca para reasentarlos en su territorio.
El grupo de chavales palestinos de Al Tanf había obtenido un permiso especial del gobierno sirio para viajar a la costa, pero pronto resultó obvio que se encontraban demasiado traumatizados, salvo uno de ellos, para disfrutar este breve paréntesis de su realidad cotidiana, en contacto con otros niños y adolescentes de su edad en el campamento de verano en Tartus.
“Estos niños y niñas han sufrido situaciones vitales muy duras, y el cambio de ambiente les impacta mucho. Se encuentran cerrados sobre sí mismos, heridos por la vida que les toca vivir. No están acostumbrados a interactuar, a relacionarse con el mundo, con otros niños y niñas de sus edad,” explica la supervisora del campamento de verano Feras Shihabi, que trabaja para la UNRWA, la agencia de la ONU que ayuda a los refugiados palestinos.
El personal del campamento no obligó a los chicos y chicas palestinos a sumarse a las actividades de la semana, que incluían deportes, como natación, o actividades lúdicas como bailar, cantar, juegos y actuaciones de payasos o fiestas. Casi todos ellos prefirieron quedarse en la sombra de sus dormitorios, echando de menos a sus familias.
"Estoy aquí tan pocos días.... ¿Por qué voy unirme a las actividades si después voy a volver a Al Tanf de nuevo?”, se preguntaba Sarab, quien sentía que el campamento de verano trataba darles una falsa sensación de optimismo.
Otra compañera suya, Naba, pensaba que si llevaban a cabo las actividades propuestas, después sería mucho más duro para ellas la vuelta a Al Tanf. "Mi vida no es feliz, necesito abandonar este campamento de verano cuanto antes” ,declaraba, añadiendo:- "El primer día fui feliz aquí, pero el segundo día ya no. No estamos acostumbrados a esta vida feliz y necesitamos mantenernos fuertes para vivir nuestra dura vida" .
Hussam Muktar, un iraquí que trabaja para ACNUR como personal externo, explicó que podía sentir el dolor en que vivían estos niños y niñas: "Al Tanf es como una prisión – y ningún niño puede crecer adecuadamente en una prisión. No pueden desarrollarse, avanzar, porque no se les permite la entrada en Siria ni en cualquier otro lugar. No pueden retroceder, porque ellos y sus familias han sido amenazados en Irak”.
En contraste, otros niños y niñas refugiados palestinos que acudieron al campamento - entre ellos 24 niños que viven una vida un poco más fácil en el campamento de Al Hol, gestionado por ACNUR y situado en el norte de Siria–, aprovecharon sus vacaciones para aprender a nadar en el mar, de un azul cristalino. Al cabo de unos días, comenzaron a evitar a sus compatriotas de Al Tanf, incapaces de sintonizar con su rabia y depresión.
Cuando Muktar visitó el campamento de verano, algunos niños de Al Tanf se mostraron más abiertos al oír su acento iraquí, pero todavía evitaban mirarle a los ojos. "Si observas a esos niños y niñas, aunque son de la misma edad que los demás en el campamento de verano, sus ojos y sus movimientos te dicen que han sufrido más de lo que ningún niño debería sufrir. Duele ver su trauma en cada movimiento” dice Muktar .
ACNUR proporciona asistencia a los refugiados palestinos en Irak y Siria. Junto con la UNRWA, busca activamente soluciones para los refugiados que se encuentran atrapados en la frontera en Al Tanf y el cercano Al Waleed.
"Está claro que tenemos que reasentar a todos los palestinos que se encuentran ahora en tierra de nadie, en la frontera iraquí. Podemos atender sus necesidades materiales básicas con comida, agua y alojamiento temporal, pero el hecho objetivo es que el lugar donde están nunca será apto para que seres humanos vivan en él" subraya Philippe Leclerc, el representante adjunto de ACNUR en Damasco.

Una trabajadora de ACNUR recorre el campamento de AL Tanf con varias niñas.
ACNUR, UNRWA y la media Luna Roja Palestina asisten a los palestinos de Al Tanf, mientras que el Socorro Islámico y el Comité Internacional de Cruz Roja (ICRC) comparten la responsabilidad de atender a los palestinos asentados en el campo de Al Waleed.
Los habitantes de los dos campamentos en la frontera han soportado incendios fortuitos, inundaciones y temperaturas extremas.
Unos 15.000 palestinos permanecen aún en Bagdad, de los 30.000 que vivían en la capital en 2003. Los otros 15.000 han huido para escapar de las amenazas de las milicias, de secuestros y asesinatos. Sólo unos pocos centenares de refugiados palestinos han sido reasentados en tercero países.
Por Sybella Wilkes y Covadonga de la Campaen Al Tanf, frontera sirio-iraquí.
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